Nunca puede ser vergonzoso visitar Barcelona
| Destino Frontera | BBVA digital | 249 normas hoteleras | Riesgo de automatización en España | Apetencia por lo local |
Fernando Gallardo |
Aquella regla no escrita de que “con las cosas del comer no se juega” apenas rige ya en Barcelona. Entre unos problemas y otros, la imagen de la capital turística de España se está resintiendo en los últimos meses y sus efectos podrían explicar la pérdida de visitantes con mayor poder adquisitivo, según datos que baraja el Gremi d’Hotels. La crisis de seguridad que ha llenado las redes sociales y los medios extranjeros de noticias sobre los numerosos robos que sufren los turistas no ayuda, evidentemente, a contener esta merma. Como tampoco ayudan mucho los atisbos de turismofobia que afloran desde el radicalismo de izquierdas y el movimiento insurgente de los ciudadanos descontentos. El flyer turismofóbico que invita a los visitantes a no instagramear sus experiencias es un ejemplo manifiesto de ello.
Sin duda, el turismo provoca molestias tanto a quien lo recibe como a quien lo practica. La masificación de las playas, asumida por todos desde hace décadas, asuela hoy las ciudades con unos residentes (que se convierten pronto en turistas en otras ciudades, en otras playas) escasamente preparados para digerir estos nuevos flujos. Aceptamos tomar el sol con un solo metro cuadrado de espacio vital, pero nos cuesta circular por las calles a unos centímetros de nuestros vecinos. Los barceloneses aún deben aprender a transitar como los ciudadanos de Nueva York, con un orden no escrito en el caminar que traza un carril de ida y otro de venida, con un sentido práctico más que reglado del uso peatonal de los semáforos y con una velocidad de tráfico adaptada a la cantidad de gente en las aceras. La Quinta Avenida soporta más densidad humana que el Passeig de Gràcia y, sin embargo, el tráfico por ella es más fluido.
No existe una solución final a tales molestias. No puede haberla. Se podría pensar que, al igual que un uso responsable de los recursos genera un ecosistema más sostenible, el uso responsable de la vía pública aliviaría la carga de trabajo en el tránsito. Pero cómo convencernos a nosotros mismos de no salir a la calle más que para lo imprescindible. Cómo organizar nuestras vidas para que, en lugar de adquirir alimentos frescos, compremos latas de conservas para no tener que ir al supermercado todos los días. Cómo regular el número de viajes, de escapadas finisemanales, que nos regalamos quienes habitamos en un hemisferio cuyo nivel desarrollo posibilita el tiempo de ocio y los desplazamientos de negocio, cuando no la exploración cultural de todo el mundo a nuestro alrededor.
No existe una solución final, pero sí respiraderos programáticos como los que hoy proponen geógrafos, sociólogos y expertos en turismo como el profesor José Antonio Donaire, titular de la Universitat de Girona y una de las mentes más lúcidas en la materia. Donaire propone con datos correctos y argumentos agudos una estrategia de diversificación de la oferta turística como contribución al esponjamiento de los destinos más saturados. No es fácil, pues tal saturación es fruto del éxito irrefrenable de dichos destinos. Mucho menos, cuando el número de turistas se duplicará y aun triplicará en las próximas décadas. Pero, en cierta medida, la diversidad geográfica en el sex appeal ayuda a aliviar la presión que hoy sienten los destinos turistificados y a dar alegrías a otros destinos cuyo atractivo no es superlativo, aunque tampoco merezcan ser desdeñados.
Tal es la idea, no exenta de fina ironía, del tuitero Jesu Medina en su desafío de esta semana al manifiesto imprudente que la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB) ha puesto en circulación aconsejando a los visitantes de Barcelona a ocultar que han estado allí, como si fuera una vergüenza pisar sus calles, visitar sus monumentos, alojarse en sus hoteles y casas particulares. Medina ha diseñado un folleto de réplica 180 grados al distribuido por dicha federación turismofóbica —Barcelona: no cuentes lo que pasa— con el mensaje: “¡Si en #Barcelona no quieren a los turistas, en #MedinadelCampo los recibiremos con los brazos abiertos!”
Los 20.500 habitantes de esta histórica población de Castilla y León desean más turistas y una cuota de economía turística mayor de la que tienen. Qué mejor manera de diversificar la afluencia turística que poniendo el acento en nuevos destinos por descubrir o construir, si no fuera porque la economía barcelonesa se resentiría, para disgusto de sus residentes, y porque a futuro podrían surgir esos mismos brotes de intolerancia turismofóbica en los propios medinenses.
En las redes sociales:
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Cómo recibir a los nuevos viajeros de la era digital. Con este esperanzador título nos reunimos el 7 de mayo de 2019 en el histórico Convento de la Luz (Lucena del Puerto) para trazar las líneas maestras de la colaboración fronteriza entre Huelva y el Algarve portugués. Como ya se dijo en la última Cumbre Mundial del Turismo WTTC, Iberia es la primera potencia turística del mundo. Y no estamos condenados a entendernos, porque al entendernos crecemos, nos elevamos, nos superamos, llegamos más alto, más fuertes y más lejos. El encuentro estuvo organizado por la Diputación de Huelva y la Mancomunidad de Desarrollo Condado de Huelva. http://huelva24.com/art/125712/mas-de-100-participantes-en-el-encuentro-de-agentes-turisticos-del-proyecto-destino-frontera
#DestinoFrontera #Huelva
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Las 249 normas que hiperregulan la industria hotelera en España genera unos altos costos que los usuarios ya no quieren asumir. Es misión de las asociaciones hoteleras ir negociando una disminución de esta excesiva carga regulatoria.
#intervencionismo #hiperregulacion #hotel2020
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Mientras estudios como el de Oxford elevan al 47% la probabilidad de automatización del empleo en los próximos 15-20 años, un reciente informa de la OCDE lo baja al 14%. Salvo para España, que supera el 50% de los puestos de trabajo. ¿Estamos preparados para la era digital?
#FuturoLaboral #Automatizacion #AEDH2030
Tema de debate:
Apetencia por lo local
Marcas hoteleras como Mercure, del grupo francés Accor; Barceló, con sus flamantes establecimientos en la Torre de Madrid y al filo de la Castellana; o, desde hace un tiempo, el lujoso y amigable Urso, junto al Mercado de Barceló; las tres han tomado buena nota del éxito logrado por la plataforma Airbnb en constituir un espíritu de comunidad imbuido por el consumo de proximidad.
!Hasta la próxima!
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