El virus del miedo ataca a la industria turística
| Louvre, saturación turística | El futuro está en las ciudades | Airbnb, el canal turístico por excelencia | Subirse a un avión de manera organizada | Málaga, récord turístico 2019 |
Esta semana presentamos en el Centro Insular de Turismo de Gran Canaria el seminario de tendencias hoteleras organizado por la Asociación Española de Directores de Hotel (AEDH) en el marco de la feria internacional de turismo Atlantur 2020, que se celebrará el próximo 25 de marzo en el Palacio de Congresos de Las Palmas (INFECAR). Una vez anticipados por el director general, Manuel Mora, los distintos eventos a desarrollarse entre ese día 25 y el 27 de marzo en los pabellones del recinto ferial, tomamos la palabra para describir en qué consistirá nuestro seminario sobre el curso de la década 2020-2030 para la industria turística del archipiélago canario.
El prolegómeno resultó, sin embargo, lo más significativo de nuestra presentación, dada la trascendencia que habían dado los antecesores en el uso de la palabra a los efectos negativos del coronavirus sobre el turismo insular. Si bien no se estaba produciendo la estampida de reservas que afecta a países como Italia, Corea, China y, a última hora, Alemania —que ha cancelado por primera vez en su historia la feria turística ITB de Berlín—, no es menos cierto que en Tenerife y otras islas del archipiélago canario ya se contabilizaba una preocupante caída de las reservas hoteleras para las próximas semanas.
Así que nos tocó abrir la presentación del seminario AEDH con una consideración previa de la fenomenología creada en la industria turística por el coronavirus. El denominado COVID-19, declarado por el Comité de Emergencias del Reglamento Sanitario Internacional como una Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional (ESPII) en su reunión del 30 de enero de 2020, es un virus perteneciente a la familia de los coronavirus que causan infecciones respiratorias que pueden ir desde el resfriado común hasta enfermedades más graves como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) o el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS). Desconocido antes de que estallara el brote en Wuhan (China), en diciembre de 2019, el COVID-19 presenta los síntomas característicos de cualquier coronavirus: fiebre, cansancio y tos seca, aunque algunos pacientes pueden desarrollar congestión nasal, rinorrea, dolor de garganta o diarrea. Estos síntomas suelen ser leves y aparecen de forma gradual.
Las autoridades sanitarias advierten de la posibilidad de contagio cuando el paciente se encuentra en una zona en la que haya producido un brote. Quien esto escribe viajó el pasado mes de enero a Nueva York y sufrió el contagio de un brote coronavírico que lo postró en la habitación del hotel durante tres días y del cual no se repuso hasta pasada una semana. Huelga tener que explicar en qué consiste una gripe, aunque lo sorprendente de esta psicosis global desatada por el COVID-19 es que solo las personas cultas saben qué es en realidad una gripe y cuál es su tratamiento común. Si bien el coronavirus contraído en Nueva York no pertenece a la misma mutación que el chino, su comportamiento sigue una línea similar en propensión al contagio, aunque menos letal y molesto que los virus intervinientes en las consideradas gripes comunes. Como éstos, el COVID-19 solamente causa una enfermedad leve en la mayoría de las personas. La gravedad de la enfermedad aumenta con la edad de las personas y en aquellos casos restringidos de las que padecen afecciones médicas preexistentes, como hipertensión arterial, trastornos cardiacos o diabetes.
A diferencia de otros virus, no existe todavía una vacuna para prevenir el contagio del COVID-19, ni medicamento antiviral específico para tratarlo. Se estima que tardará en sintetizarse en unos pocos meses, como ha venido siendo habitual en los virus causantes de las epidemias de gripe que hemos conociendo a lo largo de nuestra existencia, sin descartar la eficacia revelada por algunos medicamentos prescritos para otros males, como es el caso de la cloroquina utilizada en combatir la malaria. De modo que en tanto no exista un paliativo específico, lo aconsejable es permanecer en estado de reposo, vivir tranquilos, no ponerse nerviosos, beber mucha agua y realizar algo que muchos individuos todavía no tienen interiorizado: la higiene personal. Esto es, no toserle a la gente a la cara, lavarse las manos con frecuencia y mantener una distancia de al menos un metro con las personas a la hora de estornudar. Insistimos: estas indicaciones parecen de perogrullo, pero una gran mayoría de la población todavía las desconoce y por eso viven presas del miedo de contagio por el COVID-19. Desconocen que llevar mascarilla incrementa las posibilidades de contagio por manipulación y, aún peor, que los antibióticos no sirven de nada porque los virus atacados mutan, no como el resto de las bacterias. Ciertamente estas personas desconocen lo que es una gripe y cómo tratarla.
Y justo aquí llegamos al punto donde ayer iniciamos nuestra presentación en Canarias. La alarma social generada estos días se ha alimentado del desconocimiento general sobre el mundo de los virus y de la caja de resonancia que hoy son las redes sociales en la propagación de noticias, unas ciertas y otras falsas, que globalizan la conversación entre unos usuarios cada día más ufanos de su poder e influencia social.
El conocido como ‘efecto de red’ ha propiciado esta estampida social de miedo a viajar. La psicosis colectiva desatada estos días secuestra en sus casas a gran parte de los agentes económicos y cancela ferias y eventos como los del carnaval de Venecia, el WMC de Barcelona y la ITB de Berlín. El daño económico, pendiente todavía de calcular, ha provocado hasta el presente una caída del 12% en el Ibex y del 13% en Wall Street. Por experiencia sabemos que, una vez mitigado el pavor global al coronavirus de marras, las Bolsas reiniciarán su senda alcista y las reservas hoteleras se recuperarán. Incluso con un gasto por turista mayor que si los viajes se hubieran efectuado hoy. En la anterior epidemia del SARS, la Bolsa china se desplomó un 9% al inicio pero terminó subiendo un 30% a los tres meses. No es muy aventurado pensar que en esta ocasión sucederá lo mismo.
La gran lección a extraer de la crisis actual es que la ignorancia fomenta el miedo personal a viajar. Que ni los ciudadanos ni las instancias políticas tienen verdadera conciencia de la doble revolución global y digital que vivimos en estos tiempos, donde nada de lo que he venido funcionando en el mundo analógico sirve para explicar la nueva realidad digital. Por ende, este tipo de estampidas víricas como el que vivimos estos días con el COVID-19 —menos devastadoras que otras anteriores—, se comporta con mucha mayor viralidad en su propagación digital.
De cómo se vive y cómo se deben interpretar los nuevos fenómenos del turismo digital trata el contenido de estos seminarios como el que celebraremos en Las Palmas el 25 de marzo. Cuando analizamos el impacto de la hiper personalización en la industria del turismo y los viajes, cuando graficamos la paradoja de los generales bizantinos para comprender mejor el funcionamiento de la próxima revolución Blockchain que permitirá la identificación de los huéspedes y la documentación inteligente de las reservas hoteleras, cuando anticipamos los desajustes que sufrirá el mercado laboral turístico debido al auge de la digitalización, cuando proponemos la multimodalidad de los alojamientos como reflejo económico de la plasticididad del cerebro humano que guía las necesidades y aspiraciones de los viajeros clientes de la industria turística, cuando —en fin— desgranamos el rosario de nuevas tecnologías y nuevos hábitos en el consumo lo que hacemos es anticipar en la medida de lo posible todos los coronavirus del negocio turístico para evitar que la psicosis originada por su desconocimiento cause daño a una industria que hoy representa más del 10% del PIB mundial y el 14% de los empleos.
Conocer las claves de la globalización y la digitalización es anticiparse a los efectos que se vienen advirtiendo sobre un mundo todavía analógico y territorial muy poco preparado para dar una respuesta correcta a los nuevos desafíos políticos, económicos, sociales y culturales. El turismo, actividad transversal que recorre todas estas condiciones, debería estar mejor preparado para diseñar este futuro que estamos hoy creando en la viralidad de la red. Es justo lo que pretendemos con estas actividades promovidas por la AEDH que requieren la participación de todos los directivos de empresas turísticas en el diseño de ese futuro global y digital.
Predecir el futuro no es acariciar una bola de cristal. Predecir el comportamiento de la industria turística en la próxima década es proyectar todo lo ocurrido en los últimos 10 años hacia otros nuevos diez con más tecnología, mayor sostenibilidad y mejores valores de referencia que sirvan para vencer el miedo y los daños causados por el analfabetismo digital y la estupidez viralizada de estos días.
Fernando Gallardo |
En las redes sociales:
〄
Dicen que el museo del Louvre, el más grande y repleto del mundo, padece saturación turística. Pero de los casi 40.000 visitantes que lo visitan a diario, entre el 70% y el 80% hacen cola para ver la Mona Lisa, mientras que otras galerías están vacías.
#turismofobia
:::
Una ciudad que dobla su tamaño genera un incremento extra del 15% en la renta de sus habitantes, así como en su capacidad de innovación y en su patrimonio. Por eso el futuro está en las ciudades, revela un estudio demográfico el Santa Fe Institute (Estados Unidos).
#LaEspañaVaciada
:::
6.020 millones de euros aporta hoy Airbnb en España. Es el gasto que realizan al año los 10 millones de turistas internacionales que llegan a través de esta plataforma tecnológica, a razón de 116 euros diarios. A tenor de estas cifras, Airbnb es hoy el canal turístico más importante para España.
:::
Siempre me he preguntado por qué en una sociedad supuestamente avanzada los pasajeros teníamos que subir al avión de una manera tan tercermundista, a veces incluso cuartomundista (con mi máximo respeto por los países del cuarto mundo). Contra ello, la aerolínea brasileña Azul propone un método tan simple como eficiente y mínimamente tecnológico. No hace falta contratar a alguien ingenioso. Basta con que tenga sentido común.
:::
Málaga culmina un nuevo récord turístico en 2019. Después de décadas desidiosas, al margen de la expansión de la Costa del Sol, los malagueños empiezan a ser alguien en el mundo del turismo. Alguien, sí, en el turismo mundial.
https://amp-laopiniondemalaga-es.cdn.ampproject.org/c/s/amp.laopiniondemalaga.es/malaga/2020/01/02/malaga-cierra-mejor-ano-turistico/1136219.html
#MalagaForever #MalagaCapital
Tema de debate:
⚡︎
Descumplir años en el futuro
El envejecimiento es reversible. Es altamente probable que en las próximas décadas no solo alarguemos exponencialmente la expectativa de vida de los seres humanos, sino que logremos al mismo tiempo revertir esa tendencia hacia el rejuvenecimiento de la población. Esta idea no es un disparate. Se analiza en un laboratorio y los datos que avalan esta teoría se han publicado hace poco en la prestigiosa revista Scientific American.
Si después de leer todo esto crees que te aporta valor, el mejor regalo que le puedes hacer a tus amigos o colegas es sugerirles que se inscriban en Turismo Futuro. Y así recibirán este boletín periódicamente, como tú.