Entender la ética inteligentemente
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Fernando Gallardo |
¿Atropello a la abuela o tiro el coche por el barranco? Éste es uno de los dilemas que los fabricantes de automóviles autónomos se están planteando en la actualidad. O, mejor dicho, lo que algunos intelectuales creen que los fabricantes de automóviles deberían plantearse a la hora de abordar la ética de la inteligencia artificial. El interrogante, en cualquier caso, debería ser respondido antes por los actuales conductores humanos. ¿Atropello a esa abuela que se me va a cruzar o me suicido antes, cuando todavía soy joven y productivo para la sociedad?
Es altamente probable que la respuesta venga servida por el sentido común y, más todavía, por el instinto de supervivencia humana: atropello a la abuela.
Ello no significa que los fabricantes vayan a programar los coches autónomos para que atropellen abuelas como si en ello les fuera el premio de un concurso. La ética social se impondrá a la del fabricante, sí. Pero no hay una sola ética social, como no hay un solo sistema cultural, ni un solo sistema político. Existirán, por tanto, fabricantes que programen sus vehículos para atropellar abuelas, otros para suicidar al ocupante en el nombre de Alá y los habrá también para que el peatón y el ocupante se hagan ambos el harakiri en loor de la inteligencia artificial.
China es el país que más invierte en inteligencia artificial: un 57% del total de patentes frente al 13% de Estados Unidos y el 7% de la Unión Europea. Nada menos que 17 de las 20 instituciones de investigación más relevantes en IA son chinas.
Aunque algunos científicos pensaron que la inteligencia humana era imposible de copiar, la aceleración tecnológica está empezando a cambiar esta percepción. La comunidad científica está cada día más cerca de comprender los mecanismos de la inteligencia humana y, por tanto, de admitir la posibilidad de replicarla algún día no muy lejano. La superinteligencia, que se alcanzará en un momento que visionarios como Ray Kurzweil definieron como de singularidad, tendrá capacidad para superar el debate antes expuesto y dar su réplica superinteligente al dilema del vehículo autónomo.
Nosotros, humanos, no sabemos todavía cuál será la ética de la inteligencia artificial autoprogramada. Ni lo podremos saber nunca hasta que los robots la promulguen y la hagan oficial en nuestra sociedad. Habrá llegado el momento de discernir qué humano continúa siendo Sapiens y qué humano se ha transformado en Inteligentis.
En las redes sociales:
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Alemania, Japón y Corea del Norte, por este orden, están acelerando sus desarrollos en robots en previsión de una mayor longevidad y una más que probable inversión de su pirámide de población entre 2020 y 2050. La automatización digital, más que sustituir el empleo actualmente existente, compensará el déficit de 'factor humano' que la baja natalidad está causando en los países avanzados. Incluidos los servicios turísticos.
#FuturoLaboral #Automatizacion
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La trascendencia de las criptomonedas, como todo acontecimiento tecnológico, es su capacidad transformadora de las viejas estructuras económicas, sociales o políticas. Amazon no es una tienda virtual, como muchos gustan explicar. Amazon es un sistema de información que traspasa la confianza antaño generada por las marcas a los consumidores, convertidos en avalistas, productores y divulgadores de cuantos productos se anuncian en la plataforma del visionario Jeff Bezos. Uber no es un transportista urbano, como incluso algunos jueces se han atrevido a sentenciar. Uber es un sistema de información que traspasa la confianza antaño generada por unas normativas estrictas y fragmentadas a una comunidad de usuarios de cuantos servicios se anuncian en la plataforma de Kalanick. Airbnb no es un intermediario de alquileres turísticos, como aseguran todos los resabios hoteleros. Airbnb es un sistema de información que traspasa la confianza antaño generada por las normativas hoteleras a unos usuarios que demandan, no camas, sino experiencias en sus viajes. #Criptomonedas #BlockchainRevolution
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Gracias al poder de los datos, sabemos que la fuerza transformadora del turismo en España ha representado en 2018 un negocio de 271.699 millones de euros, lo que supone ya el 11,8% de la actividad económica total. Los ingresos turísticos provenientes del exterior han aumentado un 3,3%, mayor de la cifra prevista el año anterior. Y el crecimiento del empleo en actividades turísticas, que suma ya 2.560.000 trabajadores, ha representado este año un 2,89%. España sigue en fase récord y lo sabemos gracias a los datos. Analizar los datos significa saber por dónde vamos. Y hacerlo con inteligencia, anticipar por dónde iremos. Si pudiéramos medirlo, ¿cuál sería hoy el índice de satisfacción global de los viajeros en España? Plataformas como Beonprice tienen la palabra.
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En 2018 comenzó el programa de reconocimiento facial en los aeropuertos y fronteras terrestres de Estados Unidos. Tanto si gusta como si no, la intención es que sea obligatorio para todos los que entren y salgan del país. ¡Por fin un trámite más cómodo de TSA!
#IdentidadDigital
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Un 70% de profesionales admite no desconectarse del trabajo incluso cuando toman vacaciones, refleja una encuesta reciente de LinkedIn. La causa principal es el temor a perderse algo importante. A lo largo de una vida completan unas 90.000 horas de trabajo.
#FuturoLaboral #InternetDelValor
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Y ahora un artículo de actualidad:
Fisiología del olfato
La inteligencia artificial sería capaz de identificar 300.000 aromas diferentes y darle a esta capacidad un valor indiscutible para los alojamientos del futuro.
https://laruinahabitada.org/2019/07/24/fisiologia-del-olfato/
!Hasta la próxima!
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