En estas próximas semanas, la Mesa de Proyectos del cluster EuroFinTech va a trabajar arduamente para impulsar los más descarados proyectos turísticos. Animará a los empresarios del sector (cadenas hoteleras, agencias de viajes, startups tecnológicas, neobancos, compañías de seguros, laboratorios de salud y longevidad...) a formular sus ideas y convertirlas en proyectos que concurran a los esperanzadores fondos europeos NextGenerationEU.
Estoy seguro de que muchos de estos proyectos se harán realidad y salvarán de la quiebra a sus promotores. Pero otros se quedarán a las puertas del éxito. Me gustaría dirigirme a estos últimos.
En 1961, la compañía discográfica Decca rechazó producir un disco de un cuarteto porque, en opinión de sus directivos, lo que se llevaba en ese entonces eran los quintetos y, además, el uso de la guitarra eléctrica ya estaba en decadencia. De paso, recomendaron a su manager que se olvidara de ellos porque... The Beatles no tenían futuro en la industria de la música.
En 1998, dos jóvenes estudiantes visitaron en Silicon Valley al creador de Altavista —buscador entonces de moda en Internet— con una idea que, según ellos, revolucionaría el modo de encontrar las páginas web situando en primer lugar aquellas que más buscaban los usuarios. Paul Flagerty rechazó la idea porque a los directivos de Altavista no les gustaba que un proyecto viniera del exterior así como así, ya que ellos poseían el mejor buscador y no necesitaban más. Además, pensaban que la cifra exigida por esos dos chavales era excesiva: 750.000 dólares.
Larry Page y Sergey Brin, que deseaban proseguir sus estudios universitarios, no tuvieron entonces más remedio que hacerse empresarios para desarrollar su idea. Hoy, la compañía que no hubiesen creado si no fuera por verse rechazados vale la friolera de 1.280.000.000.000 dólares, casi tanto como todo el PIB de un país como España.
Moraleja para los empresarios del turismo que presenten sus proyectos a la Mesa de EuroFinTech en esta primavera de 2021:
Sentir el desánimo de verse rechazados durante la pandemia por un mercado prácticamente inexistente puede ser el más potente estímulo para triunfar después de la pandemia.
(Al menos en la música y en los negocios digitales).
Fernando Gallardo |
Deseamos el mayor éxito a las iniciativas presentadas y que recuperemos muy pronto la emoción de trabajar por un sector tan importante para millones de españoles