Qué pasa cuando tus empleados no quieren volver a la oficina
El teletrabajo obliga a repensar la estructura de las organizaciones y redefinir el valor de la fuerza laboral en las empresas
Si alguien se ha pensado que con la desescalada actual de la pandemia los trabajadores mayoritariamente estarán contentos de regresar a las oficinas se equivoca de cabo a rabo. Esta semana ha sido noticia que los empleados de Apple, la mayor empresa del mundo, se oponen incluso a pisar sus oficinas durante tres días a la semana, que es lo que Tim Cook les anunció que debían hacer desde principios de septiembre. En un comunicado de circulación interna, los representantes de los trabajadores exigen un enfoque flexible por el que todos aquellos empleados deseosos de trabajar a distancia puedan seguir haciéndolo, como durante la pandemia.
Y no solo ellos. El teletrabajo ha causado tanta satisfacción que, salvo aquellos cuyos hábitos laborales todavía permanecen anclados a la rutina de una oficina o un puesto de trabajo fijo, muchos directivos de grandes compañías —en Estados Unidos más que en Europa— encuentran obstáculos para que sus empleados se reincorporen con convencimiento a estos espacios “de cuello blanco”.
Muchos dejarían su trabajo si se vieran obligados a volver a la oficina, especialmente los trabajadores más jóvenes, como concluyen los periodistas Anders Melin y Misyrlena Egkolfopoulou en su análisis “Return to Office: Employees Are Quitting Instead of Giving Work From Home”, publicado en la revista Bloomberg News.
Las cifras son inquietantes. Sólo un 28% de los trabajadores norteamericanos están volviendo a tomar sus puestos de trabajo, según un estudio elaborado por Kastle Systems, que se ocupa de revisar la seguridad de las instalaciones en los edificios de oficinas en ese país. Una encuesta realizada en mayo a 1.000 adultos estadounidenses reveló que el 39% consideraría la posibilidad de abandonar sus empresas en caso de que no fueran flexibles con sus opciones de trabajo a distancia. Este porcentaje ascendía al 49% entre los millennials y la generación Z, según la encuesta realizada por Morning Consult para Bloomberg.
Todos coinciden en señalar que la ausencia de desplazamientos y el ahorro de costes son las principales ventajas del trabajo a distancia. Según una encuesta reciente de FlexJobs, más de un tercio ahorraba unos 5.000 dólares al año trabajando a distancia. Una menor exposición al coronavirus y un mayor tiempo para la conciliación familiar eran otras ventajas no menos apreciadas por los encuestados, como puede ver en este cuadro:
No hay vuelta atrás en las mieles del teletrabajo. Pero, sobre todo, no hay vuelta atrás en la manera de trabajar hoy, no ya por los efectos de la pandemia, sino porque la tecnología digital está cambiando radicalmente nuestra manera de trabajar y consumir, nuestra manera de pensar y relacionarnos, nuestra manera de vivir. Hicimos este ejercicio de repensar el orden laboral en 2020, en plena pandemia, con el informe Oportunidades del teletrabajo para empresas turísticas, publicado en la página de la red RenacerDelTurismo. Y lo hemos vuelto a hacer esta semana con el video de la ponencia de Nacho Rodríguez en el programa Didaktós, emitido por el cluster EuroFintech.
El reto ahora es conseguir que los directivos de las empresas más proclives al trabajo de oficina, esencialmente los de una generación menos familiarizada con el trabajo a distancia, evalúen las ventajas operativas del teletrabajo y asuman las consecuencias de estas reflexiones antes que recuperar a toda costa el control de sus subordinados atados a una mesa.
En caso contrario, ellos mismos serán los primeros que queden en fuera de juego cuando la OMS declare el fin oficial de esta pandemia.